martes, 24 de junio de 2008

c o m p a ñ e r o s

Es un Palio azul.
Él se afloja el nudo de la corbata y ella se sacaría los zapatos pero no, no le parece.
La cena estuvo bien, normal. Todos los años es parecido. El jefe es el último en llegar y el primero en irse, la comida es aceptable y el vino es barato.
Llegar sin pareja esta mal visto.
Es que la empresa tiene una imagen familiar y no queda bien que los empleados sean solteros tristes (porque para algunas personas es inconcebible pensar que uno puede ser solo y feliz).
Subieron al palio y agarraron Corrientes.
Habían agotado los temas de conversación a la ida así que cada uno miraba para su lado.
Parece que va a llover.
Ella revisó la cartera para ver si tenía el celular, y sí, lo tenía; tal vez hubiese sido tema de conversación haberlo perdido, pero no, estaba ahí.
A él en cambio, le preocupaba más la situación en la puerta de ella, subir no quería pero dejarla mal parada diciéndole que no, tampoco.
Si agarrás por Sucre te evitás los semáforos.
Trabajan en la misma empresa, en el mismo piso.
Se llevan bien, hasta ahí.
En realidad creían llevarse más, pero no, tienen una relación de oficina.
Y en el silencio del Palio es evidente, cuando no hay fotocopias o café de por medio, no hay de que hablar.
Es obvio, me va a decir que suba.
Podrían haber ido con un amigo de toda la vida, pero a él le pareció más fácil ir con alguien del trabajo y a ella le resultó cómodo no tener que pensar a quien decirle que la acompañe.
Me va poner la excusa del cafecito, me va a mostrar su casa, va a querer algo más serio y la cosa se va a poner incómoda.
En la esquina un chico fuerza la puerta de un auto; y ahí hay un tema: la inseguridad, el país, como estamos; y llegan.
Ella se despide y se baja rápido.
Y él debería estar aliviado, pero es que ella ni lo dudo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaja es tal cual y uno q se cree q se las sabe todas
machi