viernes, 20 de junio de 2008

buscad o

Vivo o muerto.
Es un detalle menor.
Las calles del pueblo fueron empapeladas. De frente, de perfil, del otro perfil; no hay forma de equivocarse; aunque no se quisiera, la imagen queda grabada en la mente de uno.
Hace ya dos martes que fue el último suceso.
La encontraron desarmada pobrecita.
Ramón no sale de su casa, es que le mataron a la preferida. Los del almacén quieren que vuelva, pero está difícil.
Todo cambió bastante, la gente ya no confía. Las puertas se cierran con llave y candado y las ventanas se enrejan.
Es que la cosa se puso brava.
Trece tenía pobre angelito; no se metía con nadie, era tímida, bien tímida.
Antes de ella fueron los perros. Aparecían muertos, algunos degollados.
Primero uno o dos, y así hasta despertarse un día y encontrar sacrificado a cuanto animal vivía en el pueblo.
Pobres bichos.
Pero no es lo mismo, lo de la nena es cosa seria.
No es que los perros no importen, pero no va uno a comparar.
Ese martes Ramón no la encontraba, la andaba buscando desde la mañana.
Y el que cuida las vías la vio. Tirada, chiquita.
No se podía entender. Y de ahí que lo buscan.
Parece que un testigo vio como la cortaba. No se sabe bien quien, por protección.
Y ya ese miércoles estaba todo empapelado. Y así sigue.
Y va a seguir.
La gente esta perdiendo la paciencia.
Y los carteles de venta abundan.
Todos se van para la ciudad, donde estas cosas no pasan.

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