viernes, 26 de septiembre de 2008

na v i dad

Este año nos toca juntos.

El tres de diciembre se vieron en el cumpleaños de Ramón y ahí decidieron. En realidad sortearon porque nadie se ofrecía, además siempre ponen los mismos.
Pusieron los apellidos de casadas en papelitos y Pedro sacó; es el más chiquito no sabe hacer trampa.
Tocó en lo de Larralde. Una injusticia teniendo en cuenta que el año pasado no, el otro, fue ahí, pero bueno, todos de acuerdo con hacer el sorteo y la queja dependiendo del resultado queda mal.

Más sobre la fecha nos hablamos por el tema comida.

Mónica, que es Larralde, salió a comprar regalos. Si ella pone casa no debería tener la obligación de regalar, o al menos no a todos. Habría que tener en cuenta que ella es la hermana con menos hijos, así que en definitiva las otras ensucian una casa que no van a limpiar y encima gastan menos en regalos.

Cecilia, que es Rodríguez, salió de compras el mismo día. A ella también le parece un despropósito la cantidad de regalos. Lo peor es que sus hermanas tienen por lo menos dos hijas mujeres cada una y eso sí que es un presupuesto. Ella, en cambio, tiene cuatro varones y con un autito de quince pesos o unas medias de fútbol los dejan contentos, porque están tan bien educados que nunca mirarían un regalo con asco por porquería que sea. Sus sobrinas son mal criadas, si la remerita no es de marca no sirve; y si va a gastar plata que sea con un fin, porque comprar algo para que quede hecho un bollo en el fondo de un cajón, nunca.

Claudia, que es Bustamante, compró los regalos hace dos semanas. Es que sino los shoppings son insufribles, un hormiguero de gente. Además es fin de año y no se puede ir de la oficina tanto tiempo, quiere dejar todo bien organizado para enero y si puede adelantar algo de los primeros días de febrero mejor. No se acuerda bien ni las edades ni los tamaños, es que hay tanto chico en la familia! Opta por libros, para los ajenos y para los de ella, no tiene la certeza pero se anima a pensar que ya están grandes para juguetes.

Aurora, que era Crivelli pero dejó de serlo hace cuatro años, piensa comprar la semana que viene. Todavía esta indignada con el sorteo. ¿Cómo le van a poner Crivelli en el papelito? Podrían haber puesto el de soltera si total esta más que claro que la única separada es ella. Además quedaron pésimo con Arturo, es al primer evento grande que se anima a llevarlo y tiene que soportar que a ella la llamen Crivelli! Un horror, un espanto; ahora seguro que el veinticuatro ni pasa; aunque por un lado mejor porque si venía, venía con sus hijos y como son, alguno traía a un amigo o primo o novia y si suma además que a Arturo en las fiestas le toca su mamá la lista de regalos se vuelve interminable.