sábado, 11 de octubre de 2008

Ese día citaron a los padres a las tres y media de la tarde. La idea era que vieran el progreso de los chicos porque hacía como seis meses que habían empezado el jardín, y con lo que cuesta más vale que algo nuevo aprendan y que los inviten y les den café con masitas.

Julio salió antes de la oficina y buscó a Mónica por la peluquería.

Llegaron a un hall atestado de madres jóvenes, bien rubias y a los gritos por los celulares. La mayoría estaba sola y alguna que otra acompañada de un tipo de más de sesenta con pinta de mucha plata.

La directora dio una charla de bienvenida y los invitó a sentarse contra una de las paredes del salón.
Los chicos entraron en fila y empezó el show.

Vamos a dibujar con lavandina y a hacer un muñeco de nieve con bolitas de algodón.
Después saltamos y bailamos y por último armamos un rompecabezas.

A Tomás le tocó uno de un burro en jardinero de jean, con sombrero de paja y pastito en la boca. Tardó bastante en empezar y como no lograba encajar las piezas se frustró, no quería saber nada. Los otros chicos armaban sus animalitos.

Pero que linda vaca armó Jacinta y miren la jirafa que descubrió Gabriel.

Y así se iban yendo con sus mamas platinadas y sus papas millonarios y Tomás quedó ahí hasta que a la maestra se le ocurrió ayudarlo, porque ya eran las cuatro y veinte y en su casa la esperaban los del service del lavarropas.

A Mónica no le pareció nada grave, es más en el momento hasta le dio ternura.
La cosa se puso fea cuando estaban llegando al auto.

Tomás salió a vos, evidentemente.

Y Mónica no sabía si ofenderse a muerte por la agresión o enojarse muchísimo por el comentario totalmente desalentador para su hijo. Tomás ni había escuchado pero podría haber estado prestando atención.

Se lo dijo porque piensa que es tonta?
Si no hizo una carrera universitaria fue para casarse con él; así se lo agradece?
Ella bien podría haber sido médica o arquitecta.
Pero no, claro, mundo machista: sos mujer, sos madre y solo madre.

Y entre que se subieron al auto y estacionaron en la puerta de la casa, ella lo decidió.
Porque nunca es tarde para empezar algo nuevo y ella tiene más energía que a los veinte.
Se va a anotar, a comprar los apuntes y recién ahí le va a avisar al cavernícola este que se piensa que ella la cabeza la tiene sólo para ir a la peluquería.

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