FORMULARIO

En caso de emergencia comunicarse con.
Jorge pudo con todas las preguntas del extensísimo cuestionario para sacar la visa. Tenía pasaje para el tres de enero. Quería conocer San Francisco, siempre quiso.
Había viajado. Sabía Europa de memoria, pero en Estados Unidos no había esta nunca, una vez en realidad, pero sólo en el aeropuerto de Miami para hacer conexión a México.
Se quedó pensando. No sólo tenía que escribir el nombre y el teléfono de alguien sino que además tenía que aclarar como se vinculaba con esa persona.
Sus padres habían muerto hacia años, su papá primero y casi una década después su mamá. Hijo único. Se mudó por primera vez a los doce años, de Córdoba Capital a Rosario. Los amigos de la primaria quedaron en fotos viejas. En Rosario empezó la secundaria pero la terminó en Buenos Aires, porque cuando murió su papá se mudaron con su mamá a lo de una amiga de ella que vivía en Retiro, le decía tía Estela.
En cuanto terminó la secundaria se fue a viajar, quería conocer. Primero se fue a Madrid, trabajó suficiente para comprarse un auto usado y recorrer España. Cuando andaba por Bilbao le comunicaron que su mamá había muerto, volvió a Buenos Aires por tres días, en cuanto pudo se fue otra vez. Francia, Italia, Alemania. En alguna parte por Suiza murió Estela pero no volvió, total ya no quedaba nadie que se diera cuenta.
Se quedó a vivir en Florencia y se casó con una brasilera que, como él, estaba de paso. Vivieron cuatro años felices hasta que se acabo el amor y no se vieron más.
Cuando se cansó de asentarse a medias volvió a Buenos Aires, se dio cuenta que ahí también se sentía a medias pero su economía personal no alcanzaba para una nueva aventura.
Desde entonces que vive en el mismo piso de la calle Junín. Es un edificio chico, con mucho consultorio y alquiler para turistas.
Consideró no completar esa parte del formulario, pero pensó que seguramente les extrañaría a los del consulado y a lo mejor hasta lo tildarían de posible terrorista, mejor pensar en otra cosa.
Después de un buen rato se dio cuenta de la gravedad del asunto. No importaba el formulario, la visa, el viaje a San Francisco; tampoco le importaba que no tenía a quien llamar. Lo que le molestaba era indicar la relación; alguna vez había sido hijo, compañero de curso, sobrino postizo o marido pero hoy Jorge se había dado cuenta que no era nada de nadie.