martes, 29 de julio de 2008

Le sonó el celular.
Se levantó algo incómodo, estaba justo en el medio de la fila.
Se fue a hablar afuera; hace cuarenta minutos.
Ella quedó sola en la fila nueve.
A lo mejor es algo importante, del trabajo.
La película es interesante pero ella pierde el hilo.
Se llevó el saco, es que afuera hace frío.
Intenta no darse vuelta seguido, para no quedar desesperada. Le parece escuchar a alguien bajando los escalones, pero no. Ahora esta segura de que alguien baja, sí, una mujer que vuelve del baño.
En la pantalla el protagonista ya se casó, tuvo hijos y se tuvo que ir a la guerra. Lo dieron por muerto, pero es una de esas películas en las que en cualquier momento el soldado toca la puerta de la casa perfecta, con jardín, reja blanca y golden retriver durmiendo en los escalones de la entrada.
Ella reza para adentro para que vuelva su cita antes que el actor, porque en cuanto el héroe aparezca la película termina y ella se niega a declararse plantada de esa forma.
No es que nunca le haya pasado, pero una cosa es un plantazo tradicional y otra muy distinta es haber charlado en la fila de las entradas, haber tomado un cafecito antes de la película y haber pensando en el baño si van a vivir juntos en una casa por Martínez o en un departamento por el centro.
Y pasó: volvió; estado de shock, lagrimas, beso apasionado. Fin de la película.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encantan tus cuentos toi
me encanta el enfoque casi
inocente que le das a las
situaciones mas cotidiandas.
y todas esas cosas que pensamos
pero nunca decimos. y los personajes!
me pone muy feliz que sigas
descubriendote a través de tus
lineas y que además, las compartas
con nosotros.
QUIERO VER MAS FOTOS TMB!!