jueves, 10 de julio de 2008

GATO

El jueves fue la reunión de consorcio.
La decisión estaba tomada: se prohíben las mascotas en el edificio.
Un alivio, antes no se podía proponer porque era un ataque directo al matrimonio Ruiz.
Como quince años vivió ese perro.
Ahora que pasó a mejor vida el único animal del edificio, podemos establecer la regla.
La vieja del primero estuvo de acuerdo, el matrimonio joven del segundo también, los Ruiz no estaban listos para comprar perro nuevo así que dijeron que sí, Pablo del quinto fue el que lo propuso junto con el encargado; Alba la del sexto no abrió la boca.
Es para el bien de todos, basta de ruidos molestos, además es una crueldad tenerlos en un departamento tan chico.
El domingo de esa semana Alba se encontró un gato.
No lo dudo.
Y ahí esta, tirado en el sillón de uno de los ambientes del sexto.
Y la vieja del primero estornuda: es alergia.
Alba baja al almacén a comprarle comida especial, con cuidado, si la ven se avivan.
Se encuentra con los Ruiz en el mostrador, está a punto de entrar en pánico.
Qué lleva y ella con la mente en blanco.
Una lata de atún.
Y vuelve en el ascensor con el ego alto, es que estuvo muy inteligente.
Abre la lata y lo llama, lo busca, no está; pero lo escucha.
Es que está cerca, ahí, parado en la baranda del balcón.
Del balcón de Pablo.
A Alba no le queda más remedio que ir y tocarle el timbre a su vecino.
El del quinto; el que se hace el que no te ve y no te espera en el ascensor. El desagradable de Pablo, el fascista que impuso esta ley.
Pablo le abre en toalla.
Y le tiene que explicar.
Primero de mal modo y después bajando el tono porque en definitiva la poco ética es ella. Él otro abre la puerta en paños menores y la desubicada, la delincuente es Alba.
Quedó muy claro que no se permiten mascotas.
Ella lo sabe.
No tengo más remedio.
Y otra reunión de consorcio, dos en cuatro días, una dosis de ver vecinos mayor a lo que casi cualquiera puede soportar.
Pablo plantea el problema y a Alba le da bronca porque habla como si hubiese matado a alguien.
Le gusta, se cree el papel de abogado defensor del pueblo.
La primera en reaccionar es la vieja.
Que tiene alergia hace días y esta segura que es por el bicho, que se puede morir y otra sarta de estupideces propias de una mujer vieja y psicosomática.
Todos están de acuerdo en una cosa, Alba es casi una criminal, pero el gato no puede quedar en la calle.
Quedátelo hasta que le encontremos otro lugar.
Todos proponen llamar a cuanta sobrina, amigo, nieto tengan.
Lunes, Alba sale temprano y vuelve tardísimo del trabajo.
Sube por la escalera, es que se cortó la luz.
Llega agitada y para su horror, tirado en el palie, el gato.
Dormido no puede estar, esta duro como una piedra.
Y ya van tres en cinco días.
Todos reunidos en el hall de abajo.
El veterinario me dijo que le dieron veneno para cucarachas.
A lo mejor fue una casualidad desafortunada.
No, imposible. Se tragó más de una caja de pastillas.
Estamos frente a un caso en que todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario.
Pablo tira sus frases de abogado barato en cualquier situación posible.
Preocupación general y una alegría interna.
La feliz es Alba que sabe que el papel de victima es mucho más agradable que el de acusada y esa satisfacción bien la vale un gato.

2 comentarios:

Cris dijo...

GenialToy!sos un demonio!!!!!

cuidado ME!!con lo que te ponga Toia en el tecito de las buenas noches si estan peleadas...jeje...a ver si se le ocurre la del gato!!

frondosa imaginacion !!!y tan educadita que parecia.....IDOLA!

Anónimo dijo...

jajajajaja
jejeje
jijijij
muy bueno...
vieja ciza�era