jueves, 7 de agosto de 2008

Está en el baño hace rato.
Tiene que juntar valor; o eso es lo que quiere creer, porque en realidad ya sabe.
Sabe pero se hace la que no.
Respira hondo y lee, lee por cuarta vez el papelito.
Hace lo que tiene que hacer y espera.
Que van a decir las chicas?
Cuenta las flores de los azulejos, las verdes que aparecen entre las amarillas y las rosas, salvo en uno que se repiten dos amarillas seguidas, será un error de fábrica.
Mira el reloj, ya está, ya puede ver.
Y sí, ella ya sabía.
En el fondo está contenta pero a Gustavo no le va a decir que esta contenta porque si le dice la mata.
Mucho tiempo más no se lo va a poder guardar, primero porque no va a aguantar y segundo porque en cualquier momento se le nota.
Su mamá se va a alterar, al principio, pero después va a aflojar, está segura.
Las chicas no lo van a poder creer pero también van a aflojar cuando se hagan la idea. Además si la ven contenta, en definitiva, eso es lo que importa.
El que le preocupa es Gustavo, se va a poner como loco, ella ya sabe. No le va a gustar nada. Es que él no quiere.
Y justo ahí se escuchan las llaves, es Gustavo que entra.
Y Valeria en el baño tira todo y se pone nerviosa.
Es que cinco chicos es mucho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaj 5! me imagino un emulo de homero s. arrancandose los pelos por las escaleras.
al leerlo pensé que era el primero, y ya era un shock. no me quiero imaginar el 5to!!!!